lunes, 29 de septiembre de 2008
Esto lo escribí a las 6:11 p. m. | Ya pues, comente acá
Senil

Hoy tuve la visión
de verme a mi mismo
iguales y distintos,
pero del mismo mundo
perdida donde había fija,
blanco donde había negro,
rugosa cuando estaba lisa
reflejo de lo que en mi vida
me espera, por un segundo,
del futuro que se avecina,
de lo que éste para mi quiso,
de lo consumado de mi pasión

Hoy tuve la visión
de los años que me quemaron
donde hoy había dahlia
ahora hay sepulcro
viendo mi piel sin pecado
observando a aquel que me mira
que somos dos y uno
como aquella canción
la cual escuché ayer
y que oí años atrás
pero que ya no recuerdo
pues mi mente ha fallado
 
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miércoles, 10 de septiembre de 2008
Esto lo escribí a las 7:02 p. m. | Ya pues, comente acá
La niña y la flor

Habia una vez una niña, que caminando por un sendero lleno de flores, una rosa encontró. Admirada por su belleza, la niña quiso acercarse a esa flor que tanto le había llamado la atención. Extrañesa sintió cuando, al darse cuenta del tallo de aquella hermosa rosa, vio unas espinas punteagudas y amenazantes, esperando por algún despistado a quien pinchar. La niña entonces, no quiso tomarla, por tener miedo a pincharse, y se quedo toda la tarde observándola, hasta que se fue a casa.


Al día siguiente, la niña temprano volvió al mismo sendero, que la llevó a la misma rosa que seguía en su lugar. Nuevamente se quedó observándola y apreciando su belleza inconmesurable, hasta que no aguantó más y con sumo cuidado se atrevió a tomarla pasando sus pequeños dedos entre las espinas para no pincharse. Feliz, por tener la rosa para ella sola y poder llevarla adonde quisiera, la niña siguió su camino. Así fueron pasando los días.

Sin embargo, con el paso del tiempo la rosa dejó de ser tan perfectamente bella para la niña. Ya no la tomaba mucho, no la veía con tanto ímpetu como antes, ni pensaba en ella de tantas formas distintas, aunque sabía que siempre estaría ahí para ella.

Un día, la niña tomó a la rosa y la llevó a dar un paseo por un prado, pero sin darse cuenta, uno de sus dedos se pinchó con una de las espinas de la rosa. La niña gritó fuertemente y tiró lejos aquella flor que ella tanto quería, pero que le había hecho daño, derramó unas lágrima por sus ojos y salió corriendo hasta llegar a su hogar, sin querer volver a salir nuevamente. El tiempo pasó, e hizo que la niña quisiera dar un pequeño paseo, luego de varios días sin salir de casa.

No se dio cuenta que, caminando sin rumbo, llegó al lugar donde había llorado luego de pincharse con la espina de aquella rosa que tanto dolor le hizo sentir. Y vio, justo en ese lugar del suelo, una pequeña ramita de olvio que iba creciendo entremedio de la maleza, queriendo llegar hasta que el sol fuera capaz de tocar su piel café. La niña observó aquello, y una sensación de paz le llenó el alma, al mismo tiempo en que el olivo recibía los rayos del sol.

La niña continuó su camino por aquel prado, hasta que se detuvo para observar una nueva rosa, aun más linda, brillante, y grande que la anterior. Y ella quería acercarse a verla mejor, cuando se dio cuenta que en su tallo había la misma cantidad o incluso más de espinas, pero esta vez, en un tallo más largo y más separadas entre sí.

La niña dio dos pasos hacia atrás, sin saber qué hacer, cuando recordó la sensación de haber tenido la primera flor en sus manos. Así que tomó nuevamente aquella rosa que recién había visto, y la llevo a su casa, prometiendo tener más cuidado esta vez para no pincharse.

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Este cuento está dedicado a una persona en especial...tú
 
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jueves, 4 de septiembre de 2008
Esto lo escribí a las 5:39 p. m. | Ya pues, comente acá
Hoy Tengo ganas de escribir un poema

Hoy tengo ganas de escribir un poema

que salga del oscuro placer de sentir
tu cuerpo saliente de fuego,
una llama completa de incienso
de fuerzas no conocidas,
ni vientos huracanados
sólo de polvos de estrellas,
de tu vientre que trae vida
de tus ojos que me hacen vivir


Hoy tengo ganas de sentir como quema
el amor por los poros y vellos,
sentir profanado mi templo
dejar a mi alma plena de ti
Mis manos abrazando el cielo
de tu cintura que detiene
mi angustia de vivir
sólo de sueños sin testamento
oscuro placer que me ilumina


Hoy tengo ganas de vivir una vida
llena de fuego que me limpia,
como lluvia que cae de tus ojos
hasta llegar a la cima
de esos pechos perfectos de ti,
donde suena ese ritmo envolvente,
prohibido pero atrayente,
que viene de tu vida íntima
que anhelo para mí


Hoy tengo ganas de escribir un poema
que sea reflejo del fuego que tengo
dentro de este cuerpo profanado
por tu amor y tu sonrisa
No cambiaría por nada eso,
porque de ser así sería
perder el fuego de mi lema
que es por el cual ahora vivo,
que es por el cual siempre te he amado
 
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"La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: si o no. en su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana."